No pases un día sin encomendar alguna cosa a la memoria.
Las guerras, para ser buenas, las han de encomendar a los dioses, aceptarlas los príncipes, justificarlas los filósofos y ejecutarlas los capitanes.
Los conceptos se forman a base de nuestras máximas experiencias de un cierto género, que reconocemos como recurrentes. Y nuestras experiencias máximas del poder no son las de una fuerza que produce cambios inmediatos, sino las de una capacidad de poner en movimiento semejantes fuerzas, en forma directa o indirecta.
Las pasiones son como los vientos: son necesarios para poner en movimiento todas las cosas, aunque con frecuencia originan huracanes
(—y, sin embargo, ¡qué puede ser menos evangélico que la reparación, el castigo, el someter a juicio!).
El interés teórico de la ingeniería de sistemas y la investigación de operaciones recae en el hecho de que sea posible someter al análisis de sistemas entidades cuyos componentes son de lo más heterogéneos: hombres, máquinas, edificios, valores monetarios y de otros, insumos de materia prima, salida de productos y otras muchas cosas.
El poder y la influencia de una estrella de cine es curioso: no me preguntes si lo obtuve o la gente me lo dio. Simplemente porque seas una estrella de cine la gente puede empoderar tus derechos y privilegios especiales.
La delegación efectiva representa tal vez el mejor indicador de la administración efectiva, simplemente porque es fundamental para el crecimiento personal y organizacional.
Cuando una necesidad posee un carácter suficientemente universal y suficientemente uniforme como para que sea propio llamarle necesidad pública, puede convenir a todos los hombres que forman parte de un conglomerado (comuna, provincia o nación), proveer a la satisfacción de esa necesidad por medio de una acción o una delegación colectiva.
Para mí, sobreponerme con todas mis fuerzas ha sido todo en mi arte. Creo que nadie en el mundo tiene la intensidad artística que tengo yo. Pongo todo mi corazón y toda mi alma en la pintura, el resto del tiempo preferiría morirme. Por el momento y mientras respire, estoy luchando sin darme tiempo para descansar porque quiero dejar el mensaje de Yayoi Kusama a las generaciones futuras.
Los hombres entienden las discusiones como el arte de hacer callar al adversario; las mujeres como el arte de no dejar la posibilidad de hablar.