Cuando uno vale algo, buscar el éxito es estropearse sin motivo, y buscar la gloria es quizá perderse completamente.
Incluso a los 55 años sigues creyendo que hay un cordón que te une para siempre con tu juventud. Pero un buen día descubres que es sólo un hilo y que puede romperse en cualquier momento.
Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro.
Cuanto más confiemos en seguir la fuerza vital, más sana y vital se volverá nuestro cuerpo y nuestra mente. Viviendo como un canal para la energía del universo, uno puede volverse más vivo, hermoso y lleno de energía con los años, en lugar de lo contrario.
Si la Razón es Dios, si la Razón es la razón teológica, si es la razón de quienes ganaron en Trento, lo mejor es volverse loco cuanto antes. Sobre esta idea Cervantes escribe el Quijote, libro que expresa ante todo el triunfo de la razón antropológica sobre la razón teológica. Cervantes es a la literatura lo que Spinoza a la filosofía: un materialista y un ateo.
A este rey que tenemos, don Juan Carlos, le crearon una leyenda inversa de tonto, de poco interesante, de que no tenía nada que decir, de que no se le ocurrían cosas, de que no valía la pena. Y una vez que consiguieron (Felipe González y sus gobiernos) convencernos de que el Rey no tenía nada que decir, se pusieron a grabar, a escuchar al Rey para no perderse palabra de lo que dice.
El amor es lo mejor que nos puede ocurrir. (...) Si es amor es normal perderse
El ejército debe fundirse con el pueblo, de suerte que éste vea en él su propio ejército. Un ejército así será invencible.
La colaboración intelectual entre dos individuos puede producir una fusión entre ambas esferas de conciencia de un grado tan increíble que lleguen incluso a fundirse dando una unidad empírica