El artista es el confidente de la naturaleza. Las flores conversan con él mediante la graciosa curvatura de sus tallos y los armoniosos colores de sus pétalos. Cada flor tiene una palabra amable para él.
En la teoría clásica de la relatividad general el principio del universo tiene que ser una singularidad de densidad y curvatura del espacio-tiempo infinitas. En esas circunstancias dejarían de regir todas las leyes conocidas de la física.
No me gusta lo convencional. Quiero que la sinuosidad de los acontecimientos sea la textura de mis novelas. Que sorprendan página a página. Creo que improvisar, saber adaptarse y responder al instante es la clave de la felicidad.
Tú golpe limpio tiene un ángulo para penetrar en el interior de las defensas del contrario.
Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto.
Para comprender toda religión es imprescindible saber que a los Dioses les divierte ver a las niñas saltando a la comba con alambres de púas, juegan a cosas que no son el ajedrez con los destinos de los mortales y los tronos de los Reyes.
El tiempo ha llegado a ser para mí el bien supremo. Cuando veo a los hombres pasearse, vagar o malgastar el tiempo en discusiones vanas, me dan deseos de ir a una esquina a tender la mano como un mendigo: Dadme una limosna, buenas personas; dadme un poco del tiempo que perdéis, una hora, dos horas, lo que queráis.
Es él en la esquina del olvido social Que abarca el sentido dulce de la libertad
Una revolución no es sino el desplazamiento de un móvil que, luego de recorrer su giro retorna al punto de partida.
Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro y vuelvo a ver los árboles sedientos y los pájaros disparados en la embriaguez de la música del viento y estoy inmóvil y absorto y maravillado de un día más en el pecho ardiendo.
Cuando la soledad se me volvió un rito sin sentido, y el mar y el universo me negaron su sal y sus estrellas, desembarqué en este pequeño recodo donde abril come astros a falta de miel y primaveras que alimenten la rosa de sus días...
Lo que importa no es la casa de todos los días sino aquella oculta en un recodo de los sueños. Lo que importa no es el carruaje sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
Creo -es nada más un creer- que de mi poesía bien podría hacerse el arco con que una gacela traza la mañana.
Tú has visto con frecuencia por la noche cómo ciertas estrellas cambian su luz: tan pronto son perlas de sangre como destellos aterciopelados violáceos. Y has visto también cómo el arco iris se desplaza sobre una burbuja transparente...Así, en un tornasol inexpresable, brillaban, sobre la fisonomía inmutable de Jesús, la luz y los colores de toda nuestra belleza.
Tú golpe limpio tiene un ángulo para penetrar en el interior de las defensas del contrario.
Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto.
La Iglesia aprobaba esta política y aportó el apuntalamiento religioso del apartheid sugiriendo que los afrikáners eran el pueblo escogido de Dios, mientras que los negros eran una especie subordinada a ellos. En la visión del mundo que defendía el afrikáner, apartheid y religión marchaban codo con codo
En España no eres nadie si no apareces amarrado a un habano con el codo en la maroma de Las Ventas contemplando la carne para albóndigas que los picadores y espadas preparan en el ruedo.