(...) me lo imagino también como una especie de recinto secreto lleno de trastos borrosos, separado de las antesalas más limpias y ordenadas de la mente por una cortina que sólo se descorre de vez en cuando; los recuerdos que pueden darnos alguna sorpresa viven agazapados en el cuarto de atrás, siempre salen de allí y sólo cuando quieren, no sirve hostigarlos. El Cuarto de Atrás.
¿Por qué no hablas? preguntó. ¿Por qué estás tan callado? Es una crueldad de tu parte. Tironeó la cortina con gesto caprichoso. ¿No te parece que es una vista hermosísima? Sí. Es hermosísima. Pero yo estaba pensando en lo hermosa que eres tú.
Desde edad temprana dominé el arte de imitar voces, un arte al que me acerqué de manera instintiva e inconvencional. Finalmente empecé a imitar a un papagayo, lo cual es inusual, ya que los papagayos imitan usualmente a los hombres. Cuando se emprende la iniciativa, no le queda otro remedio al papagayo, que ser el mismo, con lo cual se demuestra de nuevo que la mejor defensa es el ataque.
A veces da que pensar, vivo en una tensa, guerra y mi mejor ataque una buena defensa
La literatura que no es aliento para la sociedad contemporánea, que no se atreve a transmitir los dolores y los temores de la sociedad, que no advierte a tiempo las amenazas contra la moral y los peligros sociales, no merece el nombre de literatura, sino que es sólo una fachada
La casa, dios mío, rodeada de petreles sobre el acantilado y los vapores del océano, de portones batidos por el viento y cortinas en pedazos, con el anuncio hotel central en semicírculo en la fachada y los tres de la policía secreta, siempre de negro, con el brazo en alto al modo nazi, que bebían, en la salita de estar, la malta de la mañana.
Hay una cortina de humo detrás de cada programa de gobierno.
¿Por qué no hablas? preguntó. ¿Por qué estás tan callado? Es una crueldad de tu parte. Tironeó la cortina con gesto caprichoso. ¿No te parece que es una vista hermosísima? Sí. Es hermosísima. Pero yo estaba pensando en lo hermosa que eres tú.
Un hombre no empuña un hacha para proteger su cartera, sino en defensa de su dignidad.
Con la segura confianza de que el pueblo mexicano lucharía sin cesar contra la inicua invasión extranjera, en defensa de sus derechos y de su libertad. Salió el gobierno para seguir sosteniendo la bandera de la patria, por todo el tiempo que fuera necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa de la independencia y sus instituciones de la República
Si alguno de los que pasen por la calle se detuviere, fijándose en la fachada de mi casa, haz fuego sobre él; si lo yerras, haz otro tiro, y si todavía lo yerras, ten por seguro que mi pistola no ha de errarte.
La civilización occidental esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales
Los poderosos y los facinerosos tienen los mismos guardianes y cerrojos. Políticos de cualquier ideología, delincuentes de cuello blanco, mafiosos, capitanes de empresa, banqueros, divos del espectáculo, cardenales y papas de Roma, a todos los iguala un mismo guardaespaldas cuyo criterio es indispensable para aprender la última filosofía: cómo ser libre detrás de una puerta blindada.
Que procedas del cielo o del infierno, qué importa, ¡Oh, Belleza! ¡monstruo enorme, horroroso, ingenuo! Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta De un infinito que amo y jamás he conocido.
El ideal de la vida es inseparable del de la muerte. Debemos amar la vida para no temer la muerte, que es un pórtico de renovación; es decir: de nueva vida.
Y al pie de una resquebrajadura enorme y suntuosa, como pórtico de vieja catedral, Demetrio Macías, con los ojos fijos para siempre, sigue apuntando con el cañón de su fusil.