La Quisición podía actuar sin posibilidad de error. La sospecha era una prueba. ¿Cómo podía ser de otra manera? El Gran Dios nunca hubiese considerado adecuado introducir la sospecha en las mentes de Sus exquisidores a menos que fuese justo que debiera estar allí.
No soy prisionero de la Historia. No tengo que buscar en ella el sentido de mi destino. Tengo que recordarme en todo momento que el verdadero salto consiste en introducir la invención en la existencia
Quiero estar en tu sueño. Ser tu sueño. penetrar más allá de lo que advierte la mirada sutil. Como beleño recorrer, galopar tu sangre inerte.
Llevamos luz dentro de nosotros, en el cuerpo, en el corazón y en la mente. Sobre todo, la luz de la mente nos permite comprender los procesos de la naturaleza y penetrar en lo íntimo de las personas, hasta en el misterio luminoso de Dios.
Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantase, un ideal al que hay que sujetar la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual
Navega, velero mío, sin temor, que ni enemigo navío ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor.
El método de propaganda más eficaz con relación a las fuerzas enemigas es poner en libertad a los soldados capturados y dar tratamiento médico a los prisioneros heridos.
Digo pues que es doctrina muy llana, saludable y cierta que no se pueden poner nuevos pechos sin la voluntad de los que representan al pueblo
Nuestros padres juzgaban los libros a través de su gusto y de su razón. Nosotros los juzgamos a través de las emociones que nos causan. ¿Este libro puede perjudicar o puede servir? ¿Es apropiado para perfeccionar o para corromper el espíritu? ¿Hará el bien o hará el mal? Las grandes preguntas que nuestros antecesores se planteaban. Nosotros preguntamos: ¿Causará placer este libro?
Luis Aragonés ha defendido a los jugadores por un falso profesionalismo y, pensando que debe defenderlos, lo que está haciendo es perjudicar a la empresa.
...No existe arte más grande ni más benéfico para el alma humana que el de cincelar la propia escultura.
Me subo a la moto y atravieso las calles en donde gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de estatura y amable, vicioso y triste.
¡Cielos! me decía, ¿Es posible que esos dos seres tan amables y amantes no sean más que dos duendes, acostumbrados a encarnarse en toda suerte de formas para burlar a los mortales? ¿Es posible que no sean más que dos brujas o, cosa más execrable aún, dos vampiros a quienes les está permitido animar los cuerpos odiosos de los ahorcados del valle?