Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.
Jose Luis Rodriguez Zapatero, que no es la mitad de bueno de lo que el se cree, y es el doble de necio de lo que yo me temia, lleva su fanatismo y su sonriente odio más allá de toda razón.
A menudo el odio se disfraza con una careta sonriente y la lengua se expresa en tono amistoso, mientras el corazón está lleno de hiel.