Cada hombre prominente en la actualidad tiene sus discípulos, y siempre hay un Judas que escribe la biografía.
Un prominente educador me dice que los cuentos de hadas son de valor incalculable en el desarrollo de la imaginación en los jóvenes. Yo lo creo.
El que no ha salido jamás de su país está lleno de prejuicios.
Una mujer le dijo a mi conocido polaco que varios hombres de la Gestapo habían entrado en la maternidad judía, se habían llevado a los recién nacidos, los habían puesto en un saco, habían salido y los habían echado a un coche fúnebre. Los malvados no se conmovieron con el llanto de los niños ni con las quejas desgarradoras de las madres. Aunque casi no se pueda creer, fue así.
Un prominente educador me dice que los cuentos de hadas son de valor incalculable en el desarrollo de la imaginación en los jóvenes. Yo lo creo.
Cada hombre prominente en la actualidad tiene sus discípulos, y siempre hay un Judas que escribe la biografía.
Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente. La mentira no es algo que se oponga a la verdad, sino que se sitúa en su finalidad: en el vector que separa lo que alguien dice de lo que piensa en su acción discursiva referida a los otros. Lo decisivo es, por tanto, el perjuicio que ocasiona en el otro, sin el cual no existe la mentira.
Morir es la consecuencia de la vida y de nosotros depende que cuando lleguemos a ese momento lo dejado atrás sea lo suficientemente relevante como para dignificar la memoria que leguemos a nuestros sucesores