Al principio me halagaba oír que me citaban por la radio o alguien se acordaba de un poema o una línea mía, pero una cosa es la gente o el lector común y otra el gremio de los poetas y los escritores profesionales, aduladores de oficio...
Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcisar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.
Pero hubo un estallido en las enseñanzas. Los hombres que sabían todo se deformaron como globos inflados. Reventaron. La vuelta a la especialización. Filósofos haciendo filosofía, críticos crítica, amas de casa tratando de cocina. La poesía para los poetas. Alegría de los que no saben y descubren.
La poesía es parte de mí y vivo día con día para escribir, con horarios y disciplina, es un trabajo muy fuerte, espero que este esfuerzo deje huella, el tiempo y los críticos lo decidirán.