A un ejército conquistador apostado en la frontera no se le detiene con elocuencia.
El conquistador es siempre un amante de la paz; preferiría sin duda someter nuestro país sin tener que combatir.
Soy ciento por ciento infiel. Me defino como un mujeriego y, en mi apogeo de promiscuidad, llegué a acostarme con tres mujeres el mismo día