De por sí toda obra de arte busca la identidad consigo misma, esa identidad que en la realidad empírica, al ser el producto violento de una identificación impuesta por el sujeto, no se llega a conseguir. La identidad estética viene en auxilio de lo no idéntico, de lo oprimido en la realidad por nuestra presión identificadora.
Al principio tenía bienes el que tenía poder. Ahora tiene poder el que tiene dinero. El dinero es el que pone al espíritu en el trono. La democracia es la perfecta identificación del dinero con la fuerza política.
No hay ningún hombre en cuyo carnet de identidad figure, como profesión, sus labores.
Vivir sin ti es posible, sin mayor dificultad, vivo porque tengo un nombre, un número de cuenta y mi carnet electoral, vivo porque así le llaman a ese combustible absurdo de moverse por ahí, vivo como lo hacen todos, vivo porque algunos creen que es abrir los ojos, vivo aunque me muero a diario porque tú ya no estás