¡Oh perfecta criatura! No he podido veros sin admirar en vos al autor de la naturaleza y sentir mi corazón herido de ardiente amor hacia la más bella de las imágenes en que él se ha pintado.
Entré en tu cuerpo lleno de esperanza para admirar tanto prodigio desde el claro mirador de tus pupilas.
¿Por qué temer a la muerte? Sería algo inconveniente. Tengo un montón de cosas sin hacer, y tengo la obligación de ponerme a ello. Pero, no, no me asusta en absoluto.