Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.
El político debe hablar y obrar muchas veces sin haber pensado ni leído.
No decidas hasta haber oído a ambos.
No debe imponerse como verdades conceptos sobre los que existen dudas.
Deben imponerse castigos cuando convenga. La fidelidad no es contraria a una justa corrección.