Lo que uno ve en otra mujer cuando está borracho, lo ven en garbo cuando está sobrio.
Esa pizca de sal del adulterio aporta insospechados alicientes al placer.
Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El siempre de los hombres, naturalmente, un siglo, dos siglos...Y luego será distinto, pero peor. Nosotros fuimos los Gatopardos, los leones. Quienes nos sustituyan serán chacalitos y hienas, y todos, gatopardos, chacales y ovejas, continuaremos creyéndonos la sal de la tierra.