La alternativa que se ofrecía a la población era adoptar la nueva fe con entusiasmo o someterse a ella por miedo al sufrimiento. La presión era tal que nadie podía superarla. Pero las reacciones fueron distintas: unos se negaron (y aceptaron morir), mientras que otros se sometieron (y aceptaron matar).
Eres tú la luz de mi existir, el rey de mi corazón, si tan solo supieras con certeza lo mucho que daría por ti, no te quedaría más alternativa que quedarte junto a mí. Gracias por iluminar mis horas