Es curioso -dice Luder- En el fondo de los ojos de las personas extremadamente bellas hay siempre un remanente de imbecibilidad.
Casarse con un hombre es como la compra de algo que ha deseado mucho tiempo. Puede amarlo cuando llega a casa pero no siempre se anda bien con el resto de la casa.
Al Himalaya no se vuelve. Cuando has venido aquí por primera vez, el se queda contigo para siempre. Habita en ti como una costumbre, quizás como un virus, siempre como una necesidad. Puedes escapar a ratos, hacia casa, pero el resto del tiempo tú le perteneces.
El vino sobrante es para el ayudante.
El Yo descarta la ilusión de yo y, sin embargo, sigue siendo yo. Ésa es la paradoja de la autorrealización. En lugar del yo original, la autoentrega perfecta deja un residuo de Dios en el cual el yo se pierde. Ésa es la forma más alta de devoción y entrega y la culminación del desapego.
Exhibir imágenes en las procesiones es otro residuo de la religión de los griegos y romanos.
Es curioso -dice Luder- En el fondo de los ojos de las personas extremadamente bellas hay siempre un remanente de imbecibilidad.
Bienaventurados los que alcanzan la cima porque será cuesta abajo el resto del camino
Nadie puede concebir la angustia que sufrí durante el resto de la noche, que pasé, frío y mojado, a la intemperie. Más no notaba la inclemencia del tiempo. Tenía la imaginación asaltada por escenas de horror y desesperación.
El vino sobrante es para el ayudante.