Me acuso de candor, de haber preferido siempre la inteligencia a la lealtad, de haberme dejado seducir por el brillo de los inteligentes, de no cuidar la fidelísima fidelidad de los fieles
Las estrellas próximas a la luna tenían un brillo pálido; éste se hacía más intenso cuanto más apartadas se hallaban del círculo de luz donde enseñoreaba la gigantesca luna.
La noche anterior, el cuarto había sido tan irreal como un escenario: un espacio de luz y sombras, colores y aromas de un fulgor inverosímil, en el cual nos habían otorgado la licencia de no ser nosotras mismas, o de ser algo más que nosotras mismas, como los actores.
El Amor Materno: No, esta de hecho de besos, de miradas, de caricias. Cada beso que se da añade en él un fulgor de luna o de sol.
El vino da brillantez a las campiñas, exalta los corazones, enciende las pupilas y enseña a los pies la danza.
Alzaos hacia la claridad sagrada, convenceos de que el trabajo es lo único fecundo, de que contra él son impotentes el destino, el azar y hasta los dioses, si dioses hay. Convenceos de que la paz es más heroica que la guerra. Preparémonos a vivir y a morir sin miedo.
El Campanil, cortándose sobre los oscuros pinares y en el luminoso raso del firmamento, es bello. Será siempre bello. Va a ser el símbolo universitario por excelencia, signo de rectitud y elevación, columna que difundirá en las almas goce, placidez y serenidad, flecha que apunta a la altura, como la filosofía, donde más allá de las nubes que amedrentan, triunfa la claridad celeste
El estallido, el esplendor del acontecimiento es el sentido. El acontecimiento no es lo que sucede (accidente); está en lo que sucede el puro expresado que nos hace señas y nos espera. Según las tres determinaciones precedentes, es lo que debe ser comprendido, lo que debe ser querido, lo que debe ser representado en lo que sucede.
Si cultivas con excesivo mimo el jardín secreto de tu alma, puede llegar a hacerse demasiado exuberante, a desbordar el espacio que le corresponde y, poco a poco, a invadir otras regiones de tu alma que no estaban llamadas a vivir en secreto. Y así puede ser que tu alma entera acabe convirtiéndose en un jardín cerrado y, pese a su esplendor y su perfume, sucumba a su propia soledad.
Aquella tarde afirmó que la intensa luminosidad de la luna estaba en relación directa con una especial actividad espiritual. Los efectos de una luna llena como aquélla podían ser múltiples. Influía en los sueños, en la locura, en la gente nerviosa y hasta en los hechos materiales.
Hasta que la frágil luminosidad de la madrugada los revelaba. Estaban separados, de pie sobre la colina. Exhaustos, frescos. Habían pasado a través de la oscuridad por el misterio de la naturaleza de los seres.
...como cohetes ardientes en la oscuridad de la noche que de repente lanzan un fogonazo breve pero de gran alcance sobre una inmensa región desconocida
La ciencia ficción (...) es un ejercicio del ser, es una praxis, un abrir de ojos grandes, mucho más grandes, hasta abarcar una información revelada, una síntesis, un fogonazo enceguecedor que nos permita apreciar el milagro constante en que vivimos.
El gobernante es, por lo común -salvo aquellos excepcionalísimos que aparecen nimbados por la aureola de la historia y que son en número muy reducido-, un hombre débil, entregado al oleaje de las pasiones populares, y muchas veces sin fortaleza para empuñar firmemente la caña del timón y conducir la nave al puerto de salvación.
Es posible llegar a destruir un orden y establecer otro, con la consiguiente aureola revolucionaria, en nombre de una tendencia conservadora.
La forma del proceso social de vida, o lo que es lo mismo, del proceso material de producción, sólo se despojará de su halo místico cuando ese proceso sea obra de hombres libremente socializados y puestos bajo su mando consciente y racional.
El halo de la luna. ¿No es el perfume de la flor del ciruelo que subió hasta allá?
Lo que distingue la pintura al óleo de cualquier otra forma de pintura es su especial pericia para presentar la tangibilidad, la textura, el lustre y la solidez de lo descrito. Define lo real como aquello que uno podría tener entre las manos.
Sacar lustre a la política quizá nos exija no imitar a los predicadores de utopías imposibles y dedicarnos, más a que dar vueltas a cual sea el ideal de justicia perfecta, a resolver injusticias concretas. Necesitamos fiarnos de los ingenieros de la eficacia antes que de los profetas del dogma.
La tierra, por la magnificencia de sus horizontes, las frescuras de sus bosques y la pureza de sus fuentes, ha sido y continúa siendo la gran educadora y no ha cesado de llamar a las naciones a la armonía y a la conquista de la libertad.
La montaña oscurece y asume la púrpura magnificencia de las hojas en otoño
El viejo doctor fausto ve a la joven campesina dormida en el camino y ¡adiós sus libros, su conocimiento, su filosofía!
En el caos donde se confunde la luz cegadora y la oscuridad ciega, los gritos, el estruendo de las explosiones, el crepitar de las metralletas; en el caos que hace añicos la percepción del tiempo Krímov tuvo una intuición de una nitidez asombrosa: los alemanes habían sido arrollados, los alemanes estaban vencidos.
El futuro es apasionante, las nuevas tecnología permiten escuchar miles de emisoras con una nitidez asombrosa
¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás
Labios de amor, sombras de amor, entre las piedras un rayo de amor cáliz de amor, cruces de amor, clave de muerte, clave de sol.
No sé qué composición tendrán nuestras almas, pero sea de lo que sea, la suya es igual a la mía, y en cambio la de Eduardo es tan diferente como el rayo lo es de la luz de la luna, o la nieve de la llama.
Mi vida empieza como un dialecto del universo que se ofrece a mi poesía como verdadero espacio y reino poético. La luz fue siempre para mí como el alimento del hambriento, de manera que, sin menospreciar la inspiración, que prevalece por encima de todo, sí que ha habido momentos en los que he identificado vida y literatura.
Cuando llegó la noche, las olas blancas iban acompasadamente de acá para allá a la luz de la luna, y el viento trajo a los hombres de la playa el sonido de la gran voz del mar, y ellos sintieron que ahora podían ser sus intérpretes.