El traidor es muy diferente del tramposo: el tramposo pretende ampararse de propiedades establecidas, conquistar un territorio, e incluso instaurar un orden nuevo. El tramposo tiene mucho porvenir, pero no tiene ni el más mínimo devenir.
Sin los campesinos pobres, no hay revolución. Negar su papel es negar la revolución. Atacarlos es atacar a la revolución.