Lo que ocurre es que si tienes un cerebro tan sofisticado y astuto como el nuestro, pero lo desconectas del corazón -en el sentido literario del corazón como la sede del amor y la compasión-, entonces lo que surge es una criatura muy peligrosa. Y eso es lo que somos ahora mismo.
El sentido del humor es la capacidad de entender una broma - y que la broma es uno mismo.
La mente es como una mariposa que se posa sobre una rosa o revolotea en un montón de heces hediondas baja en picado a un autobús exhausto.
- ¡Carajo!- gritó. Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán. - ¿Dónde está? - preguntó alarmada. - ¿Qué? - ¡El animal! Úrsula se puso un dedo en el corazón. - Aquí- dijo.
Desperté de la enfermedad a los cuarenta y cinco años, sereno, cuerdo y en bastante buen estado de salud, a no ser por un hígado algo resentido y ese aspecto de llevar la carne de prestado que tienen todos los que sobreviven a la enfermedad...
Porque el amor es así, urgente y demandante y arrasa con todas nuestras virtudes.
El demandante es un mentiroso que se presenta como la máxima sinceridad.