La desesperación es la materia prima del cambio drástico
La farsa de las conveniencias sociales europeas ya no se puede tolerar. Mejor la sangre que la decepción eterna; la guerra es tanto una expiación como un sacrificio voluntario al que Europa se somete con el fin de quedar en paz consigo misma.
Lo que excusa la mezquindad de nuestros actos es que cuando los vivimos, padecemos, y es el caudal del dolor sufrido lo que al cabo determina la misericordia y liquida la expiación