Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor.
Sólo somos personas cuando nos situamos frente a otro, nunca de forma aislada. Lo que nos convierte en personas es el vínculo con el otro, la relación de amor.
Mientras sea factible la razón humana, y el hombre sea libre de ejercerla, se formarán distintas opiniones. Mientras siga existiendo un vínculo entre su raciocinio y el amor que siente hacia sí mismo, sus opiniones y pasiones se influirán recíprocamente, y las primeras serán objeto del apego de las segundas.
Pero la clase más usual de conexión entre los distintos sucesos que forman parte de cualquier composición narrativa es la de causa y efecto.
Si no hay conexión causal, la práctica no podría aprovechar nada, porque nadie encuentra en su conciencia una idea o un sentimiento de esta infinidad de terminaciones centrales.
¿Qué habrá en el fondo del ánimo del centenar de jaliscienses que ven con fobia la moda capitalina de la unión de personas del mismo sexo? ¿Temen que su familia se contamine? ¿O simplemente han perdido el respeto que nos merecen todos los seres humanos?
Estoy comprometido con mi arte. Creo que todo arte es el último fin de la unión entre lo material y lo espiritual, lo humano y lo divino. Creo que es la razón de la existencia del arte
Pero la clase más usual de conexión entre los distintos sucesos que forman parte de cualquier composición narrativa es la de causa y efecto.
Tengo una teoría, hay una excelente conexión entre los que es gracioso y los que da miedo. Hay una conexión muy cercana entre lo que asusta a la gente y lo que los hace reír. La risa es una especia de nerviosismo. Los animales no ríen. La risa está, los antroólogos están de acuerdo, directamente conectada con mostrar los dientes.