Yo prefiero cantar a la tierra fértil y fragante. No creo que nunca la áspera voz de los motores valdrá la más tímida canción del trovador, ni el pacífico refrán de fuentes cristalinas, ni el sonido de la siega cuando abate los meses.
Parece, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de todas las ciencias