Debemos esperar mucho del tiempo, su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados y los prodigios futuros deben ser superiores a los pretéritos
Aquí jadeo hasta acabar la sangre clavada en la canción mi lanza triste, hasta que el fruto de su viejo vientre lance al estrago la materna esfinge.
Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simúltaneamente.
Si ves a un anciano te dan ganas de felicitarlo por su longevidad, de preguntarle el secreto de la supervivencia. Todos envidian a los gorditos, porque su aspecto significa que no han tenido problemas para comer, como la mayoría de nosotros. Aquí es distinto: las arrugas no son deseables, y una barriga redonda no es símbolo de éxito.
Si ves a un anciano te dan ganas de felicitarlo por su longevidad, de preguntarle el secreto de la supervivencia. Todos envidian a los gorditos, porque su aspecto significa que no han tenido problemas para comer, como la mayoría de nosotros. Aquí es distinto: las arrugas no son deseables, y una barriga redonda no es símbolo de éxito.
La barriga se sacia rápido, el espíritu no se sacia nunca.
El vientre es el lugar oscuro donde tiene lugar la digestión y donde se crea la energía nueva. La historia de Jonás en la ballena es un ejemplo de un tema mítico prácticamente universal, el del héroe que va a parar al vientre de un pez y al fin sale, transformado.
Y es que este expediente que tienes enfrente viene a conquistar el milagro de tu bajo vientre
Y si alguna vez me callo es que ya no habrá nada que decir, aunque no se haya dicho todo, aunque no se haya dicho nada.
De momento soy uno al que llamaron inútil y se calló porque sabía que era así. Pero no lo seré siempre...
Y si alguna vez me callo es que ya no habrá nada que decir, aunque no se haya dicho todo, aunque no se haya dicho nada.
Y aquí el Presidente del Gobierno de Euzkadi –sigue el discurso- católico, pregunta con el corazón dolido: ¿Por qué el silencio de la jerarquía? Yo le aseguro, señor Aguirre, con la mano puesta sobre mi pecho de sacerdote, que la jerarquía no calló en este caso, aunque no se oyera su voz en la tribuna clamorosa de la prensa o de la arenga política. Hubiese sido menos eficaz.
Una casa de Dios es el estómago vacío del pobre, y quien lo llena, llena también la voluntad de Dios.
El mundo exterior pasaba a segundo plano ante las demandas de los estómago vacíos, y la vida venía a condensarse en dos ideas unidas: procurarse alimento y comer. ¡Comida! ¡Comida! ¿Por qué el estómago tenía la memoria más sensible que el cerebro?