Los puertos de las desoladas villas marineras del oeste de Irlanda estaban llenos de naves de todos los tamaños, desde el buque de guerra hasta la pequeña barca de pescadores, que, varada sin tripulación, se pudría a la orilla del mar.
Claro que existe en cada ser humano un conocimiento básico y natural de lo que consideramos como ley, pero no parece ser una ley del oeste
Estuvo allí algún tiempo paseando mientras contemplaba el espléndido fulgor del cielo de poniente y se decía, como en otras muchas ocasiones, que estaba en el país de los atardeceres. Había algo en aquellos radiantes abismos de fuego que le desataba la imaginación; siempre descubría imágenes y promesas en aquel cielo.
Flores rojas de ciruelo; el sol poniente ataca pinos y robles.
A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de los nacionalismos; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional evidentemente una sola y misma pasión
Hay que aprovechar esos períodos libres para reencontrar el río de la genialidad, fuerzas sociales culturales, para hacer del hombre andaluz, hombre de luz, como lo fue antaño, cuando fue capaz de crear un foco cultural como Tartessos e inundó el mundo occidental con la sabiduría de Al Andalus
A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de los nacionalismos; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional evidentemente una sola y misma pasión
Hay que aprovechar esos períodos libres para reencontrar el río de la genialidad, fuerzas sociales culturales, para hacer del hombre andaluz, hombre de luz, como lo fue antaño, cuando fue capaz de crear un foco cultural como Tartessos e inundó el mundo occidental con la sabiduría de Al Andalus