No se trata de cambiar de amo sino de sistema, de darnos un gobierno que garantice la libertad y el trabajo de todos, criollos y mestizos, indios y libertos; que nos reparta una justicia más equitativa y no se la dé al que mejor la pague. Sobre todo, de la libertad de comerciar con quien querramos añadió el señor de los Ríos y Zúñiga. Basta de trabas e imposiciones.
Cuando un escritor principia a comerciar con su ingenio, no tarda en suspender los pagos.