No sirve de nada alimentarse de esperanzas y después desengañarse.
Descubrí entonces un grupo de ranas muy ocupadas en alimentarse en un charquito entre los árboles. Me detuve para mirarlas y ellas me dieron una lección en su firme voluntad de continuar viviendo.
Hay que dejar que las espintas de las dificultades ciñan nuestra cabeza y que la lanzada de la contradicción traspase nuestro corazón. Beber la hiel y tragar el vinagre... puesto que Dios así lo quiere
El símbolo sería ese ciudadano medio cargado de paquetes que está dispuesto a tragar con cualquier bajeza política o moral con tal de seguir consumiendo hasta el final de sus días.