Si a la bella se suma la discreta, y nuestra vista bebe su dulzura colmando el corazón de ansia secreta, del amor al asedio que perdura pidiendo estadio la beldad nos reta como bravo adalid en su armadura
Quiero besarte te beso. Quiero dejarte te enojas. Pero al límite de nuestras fuerzas te pones una armadura más peligrosa que un arma.