Podríamos ser inducidos a cuestionarnos si los científicos actuaron con prudencia en la presentación a los estadistas del mundo de este problema. En realidad no había otra opción. Una vez que se adquiere un conocimiento básico, cualquier intento de impedir su realización sería tan inútil como la esperanza de detener la Tierra en su movimiento alrededor del Sol.
Es inútil considerar cuantitativamente el tiempo, pues lo primordial es la experiencia de un tiempo cualitativo, compuesto de partes heterogéneas, donde las duraciones no fluyen con la misma rapidez.