Una pregunta que nos han hecho mucho últimamente es: cuanto dinero ganas? Cuando yo era niño, le hice esa pregunta a un amigo de mi mamá. Mamá me hizo a un lado, me dio por la cara y me dijo: 'No hagas esa pregunta, eso no es de tu incunbencia!
Estaba entrenándome en el cross cuando se me acerca un tipo. Me hace muchas pregunta e incluso me pregunta a su hijo. Luego, poco antes de irse me dice: De todas formas, Dovizioso es mejor.
He aquí la gran incógnita que no he podido resolver, a pesar de mis treinta años de investigación sobre el alma femenina: ¿Qué es lo que quiere la mujer?
El pasado es una colección interminable de horrores que sólo merece el más completo de los olvidos; el futuro, una incógnita poco confiable que es preciso asegurar; el presente, el campo de batalla donde hay que garantizarse la vejez.
Una mariposa roja como la sangre se le posó, cual un pétalo de rosa, sobre las rodillas y, mientras la miraba, sus ojos se llenaron de lágrimas. No era sólo la belleza del insecto lo que aceleraba los latidos de su corazón. Era su misma existencia, y el enigma de su existencia. La dominaba un ansia de adoración, pero no sabía por qué.
Y apenas al enigma obscuro y ciego el engañado huésped dado había no acertada respuesta, cuando luego pagaba al monstruo fiero su osadía; por los ojos echando vivo fuego con uñas y con dientes lo hería; o bajaba escapando de sus brazos, por las penas haciéndose pedazos.
Hay tres fuerzas, tres únicas fuerzas en la tierra capaces de vencer y cautivar para siempre la consciencia de estos débiles rebeldes, para su felicidad. Son: el milagro, el misterio y la autoridad.
Lo que busco no es lo real ni irreal, sino más bien el inconsciente, el misterio de lo instintivo en la raza humana.
Ojalá la gente siga pensando en fútbol; no hay nada que congregue más. Es una cuestión de Estado. Si hubiera tres domingos sin fútbol no sé qué pasaría
Lo único que debemos hacer es adquirir plena conciencia del poder que poseemos y no olvidarnos de que nadie puede hacer nada sin el pueblo, que nadie puede hacer tampoco nada que no quiera el pueblo. ¡Sólo basta que los pueblos nos decidamos a ser dueños de nuestros propios destinos! Todo lo demás es cuestión de enfrentar al destino.
Quien buscase signos de que una divinidad irónica mueve sus dedos tras el gran juego del mundo, encontraría un apoyo no pequeño en el enorme signo de interrogación que se llama cristianismo.
Perplejidad, dudas y rupturas son propicias para la interrogación y para la duda, es decir, para la elucidación científica.
La inteligencia es el cuestionamiento del método.