Implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera que se denominará República Dominicana.
A pesar de ello, la dominación del colonialismo en estos dos continentes todavía no ha terminado y los nuevos colonizadores intentan sustituir a sus antecesores. No pocos pueblos afroasiáticos siguen llevando una vida de esclavos colonialistas, sufriendo la discriminación racial y viendo cómo sus derechos humanos son atropellados.
Hago saber a los paisanos criollos, que viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto el pecho, y la tiranía de los que corren con este cargo sin tener conmiseración de nuestras desdichas y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir este yugo insoportable y contener el mal gobierno que experimentamos de los jefes que componen estos cuerpos
La literatura, la ciencia y el arte deben ser servidos por voluntarios. Solo con esa condición conseguirán liberarse del yugo del Estado, del capital y de la mediocridad burguesa que los ahoga
En esencia, la posición de Marx, Engels y Lenin sobre el Estado define a éste como un instrumento de dominación de una clase sobre otras, subrayando particularmente su carácter coercitivo.
Las religiones son únicamente instrumentos de dominación y de alienación. Los tres monoteísmos profesan el mismo odio a las mujeres, los deseos, las pulsiones, las pasiones y la sexualidad. También detestan la libertad, todas las libertades: la de disponer de sí mismo, de su vida y de su cuerpo sin pedir permiso a la autoridad eclesiástica.
La función de la supresión de la sexualidad infantil y adolescente es facilitar a los padres la sumisión de los niños a su autoridad
No puedo dejar de pensar que el que encuentra una cierta proporción de dolor y males inseparablemente ha zigzagueado en la vida de los propios gusanos, llevará su propia parte, con más coraje y sumisión
La literatura, la ciencia y el arte deben ser servidos por voluntarios. Solo con esa condición conseguirán liberarse del yugo del Estado, del capital y de la mediocridad burguesa que los ahoga
Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los brazos desgastados del sillón de mi abuela [...]. ¿Por qué viajar si no se está obligado a ello? [...]. Es que no se trata tanto de viajar como de partir; ¿quién de nosotros no tiene algún dolor que distraer o algún yugo que sacudir?