No hay que olvidar, especialmente cuando hablamos de vivir para trabajar, que lo importante es sólo trabajar para vivir, y no sacrificar la vida al trabajo
Usualmente, las licencias se les dan a los mejores y a los peores se les exige. Yo no estoy de acuerdo. A los mejores hay que exigirles. Siempre hay que estar dispuesto a sacrificar a los más importantes para que no se consideren imprescindibles.
Todos los trabajos realizados deben ser útiles, no sólo por un día o un año, útiles en el sentido de ofrecer una mejora permanente en las condiciones de vida de nuestra nación.
Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes.
No nos pueden engañar. Lo más doloroso de la inflación es que existe. No pueden cambiar los porcentajes, existe y no la estamos combatiendo; la pueden esconder en cualquier parte pero finalmente aparece aquí, en nuestros bolsillos, y allí, allí si que duele.
Nada es tan real como un sueño. El mundo puede cambiar a tu alrededor, pero tu sueño no. Debido a que el sueño está dentro de ti, nadie puede llevarlo lejos.
No es menester piedad. Acaso yo la aburría. Tal vez no debí casarme; sacrificar sus veinte inexpertos años a mi tranquila madurez de hombre sencillo...
Siempre me pareció digno de un hombre honrado sacrificar su reputación a la de su Patria. Si esta máxima no constituye el heroismo, es, por lo menos, el resumen de las virtudes más sublimes del ciudadano.
Amar es esencialmente entregarse a los demás
La vida y el destino del hombre dependen de un momento y el acierto no es deliberar mucho tiempo, la decisión es cuestión de un instante y se expone uno a embotar el tacto del sentimiento al entregarse a consideraciones que sobran.
El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para sí mismo. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida.
En general está por norma dispuesto a sacrificarse quien de otro modo no sabe darle un sentido a su vida