Yo dije: Alma, mujer inspiradora: rige mi vida entera para siempre. Arde como la mirra el corazón que inmolo...
Tómese dos docenas de besotes. Añádase una dosis de mantequilla del Deseo. Agréguese tres gramos de tapioca de los Celos. Échese cuatro cucharadas de azúcar de la Melancolía. Colóquese dos huevos. Agítese con el brazo de la Fatalidad y tómese de dos en dos horas marcadas en el reloj de una sola aguja.
No tenemos mantequilla... pero os pregunto, ¿preferiríais tener mantequilla o armas? La preparación nos hace poderosos. La mantequilla simplemente nos hace gordos.