Dios no sólo juega a los dados: a veces los tira donde no se pueden ver.
Los cómics son capaces de ser cualquier cosa que la mente puede imaginarse. Considero como un gran privilegio ser dibujante. Amo mi trabajo, y soy agradecido por la oportunidad increíble que tengo que expresar mis pensamientos. La gente me da su atención por algunos segundos diarios, y lo tomo como un honor y responsabilidad. Intento dar a los lectores la mejor tira que soy capaz de hacer.
Para mí dibujar un cómic es ante todo contar una historia. Mejor que sean bonitos, claro, pero esa no es su meta. A mi entender, la meta es la de explicar la historia del modo más claro posible, para que se comprenda; sea emocionante, triste o divertida, ha de tener ante todo, una columna vertebral.
Los norteamericanos, al tener la civilización más compleja que haya visto el mundo, siguen queriendo verse como un pueblo simple. En otras palabras, les gusta pensar que el artista de cómic es mejor dibujante que Leonardo, sólo porque es un artista de cómic, y el cómic está dirigido a la gente simple.
Dibujando de manera cómica me desembarazo de mis terrores.
Tengo fama de muy serio, o incluso de arrogante o de altivo, y de todas estas cosas que estoy harto de oír. Creo sin embargo que en mis novelas hay mucho humor, pequeñas bromas y hay alguna escena que aspira a ser cómica o en todo caso es un poco disparatada. El humor es una de las pocas cosas que nos salva.
La información tiene interés tan sólo en el breve instante en el que es nueva. Sólo está viva durante ese instante, y a él se entrega por completo sin tener ningún tiempo que perder. Pero la narración jamás se entrega, sino que, al contrario, concentra sus fuerzas, y, aún mucho después, sigue siendo capaz de desplegarse.
Al decir desarrollo de una historia me refiero al proceso que debe tener lugar entre el germen de una narración y la preparación detallada de su argumento.
Soy un hombre sin piedad y no habrá tregua alguna. No hay nadie que lleve a cabo un rescate en el último minuto ni tienes la menor posibilidad de escapar. Esto no es un romántico relato de aventuras en que al final el villano cae vencido y el protagonista es condecorado y se casa con la chica. Por desgracia, esas cosas no ocurren en la vida real.
La mentira, es decir, el relato de las bellas cosas falsas, constituye el fin mismo del arte.
Eso es lo que yo hago en televisión le cuento al país sus propias desgracias
Ahora estás en la historia, con todos nosotros, y debes seguir en ella, quieras o no. Si quieres encontrar a tu pueblo, si quieres volver a ser una unicornio, debes proseguir el cuento de hadas hasta el castillo del rey Haggard, o hacia cualquier otro lugar que decida. La historia no puede terminar sin la princesa.
Al decir desarrollo de una historia me refiero al proceso que debe tener lugar entre el germen de una narración y la preparación detallada de su argumento.
El arte de narrar hoy se acerca a su fin, y esto porque está desapareciendo lo que es el lado épico de la verdad, es decir, la sabiduría. (...) Más bien esto es un síntoma (...) de fuerzas productivas seculares que han sacado poco a poco a la narración del ámbito del habla, y que al tiempo hacen perceptible una nueva belleza en aquello que así desaparece.
Mi padre era una persona de lo más común y corriente, pero con una gran sensibilidad (... ). Él me infundió el gusto por la literatura (... ). Podía llorar como un niño contando un cuento o también mostrar sus heridas de bala.
Tengan muy presente las hermanas las terribles consecuencias que puede traer un cuento o lo que vulgarmente se llama chisme.
Las lecturas de otros influencian, desde luego, mi lectura personal, ofrecen nuevos puntos de vista e iluminan ciertos pasajes, pero en su mayoría son como el mosquito que le dice a Alicia al oído: Podrías hacer un chiste con eso. Me rehúso; soy un lector celoso y no voy a permitirle a nadie el ius primae noctis con los libros que leo.
El chiste es un motor de insubordinados, tremendamente poderoso. A veces un amigo, a veces el ingeniero.
Para mí dibujar un cómic es ante todo contar una historia. Mejor que sean bonitos, claro, pero esa no es su meta. A mi entender, la meta es la de explicar la historia del modo más claro posible, para que se comprenda; sea emocionante, triste o divertida, ha de tener ante todo, una columna vertebral.
Los norteamericanos, al tener la civilización más compleja que haya visto el mundo, siguen queriendo verse como un pueblo simple. En otras palabras, les gusta pensar que el artista de cómic es mejor dibujante que Leonardo, sólo porque es un artista de cómic, y el cómic está dirigido a la gente simple.
Tengo fama de muy serio, o incluso de arrogante o de altivo, y de todas estas cosas que estoy harto de oír. Creo sin embargo que en mis novelas hay mucho humor, pequeñas bromas y hay alguna escena que aspira a ser cómica o en todo caso es un poco disparatada. El humor es una de las pocas cosas que nos salva.
Es posible que me hubiera aniquilado la tristeza, si no me reanimase la facilidad que tenía para descubrir la parte cómica de las cosas