Veintidós años llevo con mi escolta, esa es una de las cosas más terribles que he vivido con el micrófono abierto
Sin embargo, volviendo al principio, había por otro lado otros que se habían abierto camino con esfuerzo hasta la cima desde el peldaño más bajo sin que nadie les echara una mano. Puro talento natural, eso. Con inteligencia, señor.