El poder no es como el dinero, que cuanto más tiene uno es más rico, sino como el manjar que la falta y la demasía enflaquecen al que come, pues está claro, si la gente se irrita con las demasías, el que gobierna no puede resistir a tantos.
La existencia es un manjar que sólo gusta por la salsa con que se adereza.
Su piel, puesta a punto de caramelo por efecto de los rayos de sol, suscitaba deseos de morder.
La mayoría de los hombres y mujeres llevan vidas tan penosas en el peor de los casos y tan monótonas, pobres y limitadas en el mejor, que el afán de escapar, el ansia de trascender de sí mismo aunque solo sea por breves momentos es y ha sido siempre uno de los principales apetitos del alma.
Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, mientras el segundo aspira a vivir humildemente por ella
Denme la tormenta y la tempestad del pensamiento y la acción, más que la calma chicha de la ignorancia y la fe.