Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, si no sencillamente que se cumplan los míos.
El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
El científico no es responsable de las leyes de la naturaleza, pero su trabajo es averiguar cómo actúan y cómo ponerlas al servicio de la voluntad humana. Sin embargo, decidir se debe usarse una bomba de hidrógeno no es labor suya: tal responsabilidad recae en el pueblo americano y en los gobernantes que escogieron.
El público americano es lo mismo que cualquier otro, solo que son un poco más aburridos.