No hay nada más terrible, insultante y deprimente que la banalidad.
Cuando nuestros dedos se tocan, siento un extraño y excitante escalofrío por todo el cuerpo. Retiro la mano a toda prisa, incómoda. Debe de ser electricidad estática. Parpadeo rápidamente, al ritmo de los latidos de mi corazón.
Para el orden moral, no hay nada más excitante de reprimir que la perversión que a uno le espera
Soy hermosa. Mi belleza se aparta por completo de lo usual. Estoy hecha para el deleite. Pero ¿Qué saco yo de ello? ¿Dónde está mi recompensa? Tal era el cambio al cabo de diez años; ésa era, verdaderamente, su recompensa: esa tristeza inquietante y mágica que hablaba directamente al corazón y enmudecía; la culminación de su belleza.
La filosofía me pone de los nervios. Si analizamos el fundamento último de todo, entonces todo cae finalmente en la nada. Pero he decidido retomar mis clases de nuevo y mirar a la Hidra de la duda directamente a los ojos, y ello es bastante inquietante si se evalúan los valores de uno mismo
No hay ninguna garantía de que la otra vida sea menos exasperante que esta.
La alegría es una emoción intensa y profunda, un sentimiento exaltante de plenitud experimentado por toda la conciencia; se puede comparar con la embriaguez, con el arrebato, con el éxtasis.
Tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo. Significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Lo que más me molestó no es que me hayas mentido sino que, de aquí en adelante, no podré creer en tí.
La botánica no es una ciencia; es el arte de desecar plantas entre hojas de papel secante y de insultarlas en griego y en latín.