Creo que uno de los progresos más notorios es que ya no se siente la necesidad compulsiva de argumentar o justificar las cosas. Estamos mucho más dispuestos a admitir que ciertas cosas son instintivas y otras son intelectual.
Algunos pueden argumentar que los regímenes militares brindan estabilidad y predecibilidad, que ayudan al desarrollo económico. Ese es un engaño.