A grandes rasgos, la única habilidad que los alquimistas de Ankh-Morpork habían descubierto hasta el momento era la capacidad de convertir oro en menos oro.
Después de haber descubierto que la vida no tiene sentido, no nos queda más que hacer que darle un sentido.
No pudimos perjudicar en nada a los enemigos y nos retiramos con muchas dificultades. (...) Gracias sean dadas a los dioses porque no vinieron con una gran fuerza, sino con pocos hombres, de manera que no nos han hecho un gran daño y, en cambio, nos han mostrado nuestras carencias.
Grita la gente por la condición melancólica y desconsolada de mi filosofía. Pero eso se debe meramente a que yo, en vez de fabular un infierno futuro, como equivalente de los pecados de la gente, he mostrado que ya hay algo de infernal allí donde está el pecado: en el mundo.