Para declarar como virtuoso a un sentimiento, a un acto cualquiera, no basta reconocer en él alguna señal de sacrificio, de austeridad o de bondad; es preciso mirar ante todo si, por ventura, no es opuesto a los deberes de la justicia y de la caridad universal.
¿Cómo no será absurdo que cuando uno es feliz no se reconozca con verdad la felicidad que posee por no querer declarar felices a los que viven, a causa de las mudanzas de las cosas y por entender la felicidad, mientras las vicisitudes de la fortuna giran incesantemente en torno de ellos?
En lugar de presentar certificados de buena conducta o temblar por si figuramos en alguna lista creo que deberíamos confesar gandhianamente: sí, somos veinticinco millones de sospechosos de querer pensar por nuestra cuenta, asumir la adultez y actualizamos creativamente, por peligroso que les parezca a bienintencionados guardianes.
Cuando se ha tomado mucho trabajo en encontrar la verdad, cuesta confesar que los frívolos son los verdaderos inteligentes.
La religión dice: ¡Haz esto!, ¡piensa así! Pero no puede fundamentarlo y cuando lo intenta repugna; pues para cada una de las razones que dé, existe una razón contraria sólida. Más convincente seria decir ¡Piensa así!, por extraño que te parezca. O: ¿No quisieras hacer esto?, tan repugnante no es
Se ha llegado a decir que la más alta alabanza de Dios está en la negación del ateo, que encuentra la Creación lo bastante perfecta como para poder prescindir de un Creador
Creo que parte del problema acá es el Internet, eres anónimo. Es realmente fácil desquitarte con la gente, inclusive si esa no es necesariamente tu intención. Si te estas sintiendo mal con respecto a ti mismo y no tienes el control de tu vida, es extremadamente fácil vomitar verbalmente sobre alguien más, apagar tu computadora e ir a dormir sin tener que ser responsable de ello.
Escribir es vomitar lo que la vida te indigestó
En la era industrial avanzada, las masas no tienen más remedio que desahogarse y reponerse como parte e la necesidad de regenerar las energías para el trabajo que consumieron en el alienante proceso productivo. Esta es la única base de masas de la cultura de masas. En ella se cimenta la poderosa industria del entretenimiento que siempre crea, satisface y reproduce nuevas necesidades.