La música se compone de infinidad de recuerdos que nos obligan a ser excesivamente injustos con ella
Los platónicos olvidan excesivamente que el amor es una física antes de ser un ensueño.
No sólo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió. La perseverancia en recompensar el bien y vengarse del mal les parece una servidumbre demasiado gravosa.
El tacto en la audacia es saber hasta dónde se puede ir demasiado lejos.