Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír.
Creo que la gente a veces se desespera en busca de identidad. Y la identidad no se busca, se trasciende. Vos fluís y ahí aparece la identidad sola. Pero cuando uno se impone esa cosa de buscar la identidad se auto limita, se encierra dentro de uno mismo y surgen los miedos, el miedo de pensar, el miedo de fantasear...Me asustan los tan normales
Soy muy afortunada. Tengo un compañero. Yo siempre quise buscar a un parejo, no a una pareja; yo quería a mi parejo espiritual, mental, en ideas, en sueños; mi parejo en todos los aspectos, y lo encontré.
¿Y ésta es toda la contestación que he de tener el honor de esperar? Quizás pudiera desear que se me informarse porque con tan escasa prueba de cortesía soy rechazado así.
Porque cuando un hombre tiene dudas de si el acto que va a realizar es justo o injusto, y tiene la posibilidad de informarse de antemano si lo desea, estará actuando ilegalmente si no lo hace.
De ahí que sueñen que en la Sagradas Escrituras se ocultan profundisimos misterios y que se fatiguen en investigar semejantes absurdos.
Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas, una vez en la vida
El narrador de mis libros es el hombre corriente. El grano de arena en la Historia. Aquel a quien nunca se pregunta, ese que desaparece sin dejar rastro, llevándose sus secretos a la tumba. Hablo de aquellos que no tienen voz. Los oigo, los escucho, los comprendo. La calle es para mí un coro, una sinfonía. Es infinitamente triste cómo todo se puede decir, susurrar y gritar en la nada.