El Estado tiene por necesidad que proveer a la subsistencia del pobre que ha cometido un crimen mientras sufre el castigo, el no hacer lo mismo por el pobre que no ha faltado a la ley equivale a premiar el crimen.
Hay un tipo de éxito que no se puede distinguir del pánico.
El primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley; la felicidad común debe ser su norte, e iguales los hombres ante su presencia, como lo son ante la ley; sólo debe distinguir el mérito y la virtud para recompensarlos; al vicio y al crimen para procurar su castigo.
Debemos recompensar a la gente, no ridiculizarlos, por pensar lo imposible
El éxito electoral suele recompensar el doble discurso y la doble personalidad.