Hay que limpiar la mente de prejuicios y de imágenes ajenas hacer el firme propósito de ver y juzgar por nosotros mismos, como si el objeto hubiera sido creado expresamente para regalo y deleite de nuestro intelecto.
En efecto -proseguía el abogado Huld-, la defensa no está expresamente permitida por la ley; la justicia se limita a sufrirla y hasta se pregunta si el articulo del código que parece tolerarla, la tolera realmente