La mano del piadoso nos quita siempre honor; mas nunca ofende al darnos su mano el lidiador
No soy más que un convencido soldado de lo verdadero. Si me equivoco, mis juicios están aquí, impresos, y dentro de cincuenta años se me juzgará a mí, se me podrá acusar de injusticia, de ceguera, de violencia inútil. Acepto el veredicto del porvenir.
Odio la guerra como sólo un soldado que la ha vivido puede hacerlo, sólo como alguien que ha visto su brutalidad, su futilidad, su estupidez
Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.