... la naturaleza humana está hecha de tal suerte que cualquiera (sea rey o súbdito) que haya obrado mal procura rodear su acción de tales circunstancias que parezca que no ha cometido nada injusto ni indecoroso.
Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores