Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía que dio a cascar al diente de la sabiduría.
Nunca tendré compasión por los que no supieron morir a tiempo
Desde que Freud lo inventó, se ha discurseado largamente sobre la edad ideal para emprender un análisis: siempre y ahora mismo, tan pronto como el sufrimiento y el deseo exijan la urgencia. La perspectiva de morir menos idiota, por si misma, debería hacer tabla rasa de toda vacilación.