Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo.
La vida es cruel. Nacer, existir, desaparecer, siempre la cuestión de la muerte. Que sea la enfermedad, a consecuencia de un accidente o en la guerra no cambia nada. En cuanto a los que sufren por la guerra, pueden encontrar un consuelo pensando que si se consiente su sacrificio es para asegurar el porvenir del pueblo del que forman parte.
La plaga de la humanidad es el miedo y el rechazo de la diversidad: el monoteísmo, la monarquía, la monogamia. La creencia de que sólo hay una manera correcta de vivir, sólo una forma de regular el derecho religioso, político, sexual, es la causa fundamental de la mayor amenaza para el ser humano: los miembros de su propia especie, empeñados en asegurar su salvación, seguridad y cordura.
Viven de difundir falsos temores. ¿Es que no lo entienden? Los falsos temores son una plaga, una plaga moderna.
La Noche vieja que dio paso a 1980 pase observando un gigantesco incendio en la calle Departamental con segunda Transversal. (...) Era una fábrica de espuma plástica la que ardía fuera de control. (...) En ese lugar estábamos Jorge, Miguel y yo. La década de los ochenta había empezado.
Se pensó en bombardear el petrolero Prestige con aviones F-18 para producir el incendio del combustible o el hundimiento del buque
La respuesta ante la debacle económica global es obligadamente la democrática ya que una guerra nuclear acabaría con la humanidad.