Si cultivas con excesivo mimo el jardín secreto de tu alma, puede llegar a hacerse demasiado exuberante, a desbordar el espacio que le corresponde y, poco a poco, a invadir otras regiones de tu alma que no estaban llamadas a vivir en secreto. Y así puede ser que tu alma entera acabe convirtiéndose en un jardín cerrado y, pese a su esplendor y su perfume, sucumba a su propia soledad.
El mimo es teatro profundo responsabilizando al cuerpo y al movimiento a una máxima dificultad para hacer visible lo invisible. El mimodrama es gramática y lenguaje en el silencio de los mimo
El buen Dios ha de tenernos en verdad mucho cariño para acercarse siempre a nosotros con un tiempo tan malo.
Ella me escuchaba con ansia; parecía devorar mis palabras mientras yo hablaba elogiosamente de ti y sus ojos me agradecían mi cariño hacia su hermano. Por último, mis constantes e incansables atenciones me conquistaron su corazón y con dificultad logré obligarla a confesar que me amaba. Pero, cuando le propuse que nos fuésemos del castillo de Lindenberg, rechazó el proyecto en forma terminante.
Aprovechaba el momento de emoción y descuido del alma cándida, conquistaba con inteligencia y pasión, sabía esperar una caricia involuntaria, suplicar o exigir una confesión, captar el primer latido del corazón, perseguir el amor, lograr de repente una entrevista secreta y después dar a solas lecciones en silencio.
Sólo el amor resistirá alimentando silencioso la lampara encendida, el canto anudado a la garganta, la poesía en la caricia del cuerpo abandonado.