Una vez logré esconder una de esas mismas cápsulas rojas bajo la lengua, hice ver que me la tragaba y después la abrí en el armario de las escobas. Por un instante, antes de que todo se convirtiera en polvillo blanco, logré ver que contenía un elemento electrónico en miniatura.
¿Quién puede esconder el hambre o la ira?
Sus dedos exploraron felices toda mi espalda con delicadeza, suavemente, y poco a poco convirtieron mi piel en una barra libre de sensaciones deliciosas. Estaba conmovida. Hundí la cara en la almohada para ocultar mi éxtasis y mis lágrimas.
Los pueblos indigenas hemos podido ocultar nuestra identidad porque hemos sabido resistir
Sobre los pueblos de Latinoamérica caen todos los ciclones, prohibieron los frutos de la sangre joven. Pero nunca pudieron tapar la mirada, ni jugar con la voz del poeta.
Sus detractores afirman que es necesario plantar allí las malas hierbas, que no nacen espontáneamente; que importan del Canadá los cardos silvestres, y que tienen que mandar buscar al otro lado del mar un tarugo para tapar una grieta a un barril. Todas éstas y más extravagancias solo muestran una cosa: Nantucket, definitivamente no es Illinois
Una foto es algo que nos toma de la mano y nos dice: ven a ver. El problema no es sólo qué es lo que nos lleva a ver, sino, sobre todo, la forma en que nos llevan. Si en la otra mano de la foto, van la verdad y el afán de justicia, entonces vale la pena el viaje. Si no es así, entonces más vale velar el rollo y la vida
Porque además de vigilar el orden, la paz, la justicia y la democracia al igual que un presidente, un Príncipe tiene que velar por la belleza y la tradición, por la elegancia.
Aprendí mucho a escuchar lo que el estadio dice. ‘A lo loco se vive mejor’, nace de una parte de la hinchada que privilegia las emociones, y creo que al estadio le molestó ese apoyo, porque lo consideró inmerecido. A veces se silba un cambio, a veces silba a alguien que a criterio de la mayoría ha dejado de merecer ese apoyo. Si ilusionar merece ese reconocimiento, desilusionar merece reprobación. Esto que estoy produciendo desilusiona, y tengo que aceptar la reprobación.
La exigencia de lograr los mismos beneficios que Cataluña del resto de comunidades es una excelente excusa para negar peticiones de todo tipo referentes a nuestra autonomía, ya que el Gobierno central se ve forzado a vetar el traspaso de competencias a Cataluña para no tener que hacer lo mismo con el resto de comunidades.
Es humillante la corona adquirida por el hecho de haber nacido; al lograr el honor en virtud del propio esfuerzo, introducimos en nuestra existencia la lógica, la unidad indispensable a los bellos destinos.
Que aunque dejas burlado el lazo estrecho que tu forma fantástica ceñía, poco importa burlar brazos y pecho si te labra prisión mi fantasía.
¡Cielos! me decía, ¿Es posible que esos dos seres tan amables y amantes no sean más que dos duendes, acostumbrados a encarnarse en toda suerte de formas para burlar a los mortales? ¿Es posible que no sean más que dos brujas o, cosa más execrable aún, dos vampiros a quienes les está permitido animar los cuerpos odiosos de los ahorcados del valle?
Me subo a la moto y atravieso las calles en donde gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de estatura y amable, vicioso y triste.
¡Cielos! me decía, ¿Es posible que esos dos seres tan amables y amantes no sean más que dos duendes, acostumbrados a encarnarse en toda suerte de formas para burlar a los mortales? ¿Es posible que no sean más que dos brujas o, cosa más execrable aún, dos vampiros a quienes les está permitido animar los cuerpos odiosos de los ahorcados del valle?
No nos pueden engañar. Lo más doloroso de la inflación es que existe. No pueden cambiar los porcentajes, existe y no la estamos combatiendo; la pueden esconder en cualquier parte pero finalmente aparece aquí, en nuestros bolsillos, y allí, allí si que duele.
Pero tenemos la obligación de esconder nuestro dolor para no aumentar el de los que nos rodean. Y ello es también un deber para con nosotros mismos, puesto que una pena excesiva impide cualquier posibilidad de consuelo y perfección, además de hacernos olvidar nuestras tareas cotidianas.
Sobre los pueblos más ricos, caen con fuerza las cortes, los dueños de la tierra matan al que la siembra. Pero nunca pudieron tapar la mirada, ni jugar con la voz del poeta.
Fue el Mundial de Romario. Lo dije y lo cumplí. Soy tetracampeón y el mejor del mundo. Hablo y cumplo. Dije eso para tapar la boca a muchos críticos
Aprendí mucho a escuchar lo que el estadio dice. ‘A lo loco se vive mejor’, nace de una parte de la hinchada que privilegia las emociones, y creo que al estadio le molestó ese apoyo, porque lo consideró inmerecido. A veces se silba un cambio, a veces silba a alguien que a criterio de la mayoría ha dejado de merecer ese apoyo. Si ilusionar merece ese reconocimiento, desilusionar merece reprobación. Esto que estoy produciendo desilusiona, y tengo que aceptar la reprobación.
El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones; o se engaña a sí mismo o trata de engañar a otros.
No podemos engañar al ADN. No podemos esquivar la fotosíntesis. No podemos decir que no váyamos a estar condenados al fitoplancton. Todos lestos pequeños mecanismos proporcionan las condiciones de nuestra vida planetaria
¡Cielos! me decía, ¿Es posible que esos dos seres tan amables y amantes no sean más que dos duendes, acostumbrados a encarnarse en toda suerte de formas para burlar a los mortales? ¿Es posible que no sean más que dos brujas o, cosa más execrable aún, dos vampiros a quienes les está permitido animar los cuerpos odiosos de los ahorcados del valle?
Que aunque dejas burlado el lazo estrecho que tu forma fantástica ceñía, poco importa burlar brazos y pecho si te labra prisión mi fantasía.
El espíritu que se ha dejado envolver en una intriga, nunca se siente tan vivamente tocado, como al conocer de pronto la verdad de un secreto que lo cambia todo, y a todo confiere una faz imprevista.
El arte es subjetivo, se vuelve objetividad cuando sus destinatarios, después, se dejan envolver por él.