Sinónimos de cabezudo

Los que piensan o dicen que soy malévolo, obstinado o misántropo, cuánto se equivocan acerca de mí.

Nada es tan obstinado como un elegante consenso

Contra mis enemigos, terco y rudo, esgrimiré en la lid, que no me apoca, por lanza mi razón y como escudo mi carácter más firme que una roca

Soy terco como una mula, y duro: No siento el dolor. No necesito armadura: tengo costra alrededor.

En el Tercer Mundo, hay que tener una de estas dos cosas, o tiempo, o dinero. Es un principio férreo del oficio de reportero.

El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara de los hechos.

Nuestra raza es resistente por su linaje.

Los que piensan o dicen que soy malévolo, obstinado o misántropo, cuánto se equivocan acerca de mí.

Si no se valora la inigualable capacidad de Kirchner, para hacer Caja, es literalmente imposible abordar la problemática del kirchnerismo. Negar aquella capacidad es, a esta altura, una tergiversación histórica. Un error conceptual. Para el obstinado que aún la niega, o la minimiza, lo recomendable es que se enrole, desde hoy, en Carta Abierta.

El progreso técnico responde al terco y estúpido deseo de no adquirir nunca baraturas, de no quedar de espaldas al proceso de producción desatado sin importar cuál sea el sentido de lo producido.

Contra mis enemigos, terco y rudo, esgrimiré en la lid, que no me apoca, por lanza mi razón y como escudo mi carácter más firme que una roca

Cada guerra, cuando ocurre o antes de que ocurra, es representada no como una guerra, sino como un acto de defensa propia contra un maniático homicida.

Yo estaba obcecado por la idea de ser director de cine y pensé que la única forma de conseguirlo sería entrar en el estudio. Entonces, me vestí como un ejecutivo y fingí durante tres meses.

Soy terco como una mula, y duro: No siento el dolor. No necesito armadura: tengo costra alrededor.

Contra mis enemigos, terco y rudo, esgrimiré en la lid, que no me apoca, por lanza mi razón y como escudo mi carácter más firme que una roca

A la humanidad le espera un infierno. Un infierno de planeta, desértico y sin agua, y atestado de gente. Esa paradoja es desesperante. Ahí se entenderá en toda su magnitud la frase de Sartre sobre que el infierno son los demás

Te regalaría las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos.